Las cuestiones que plantea Richard Stallan a través de su plataforma “Free Software as a social movement” acerca de las bondades del software libre nos parecen interesantes, siempre que sean digeridas con cierta moderación, y decimos esto porque puede parecer que sus argumentaciones y reflexiones sobre el software libre son la única verdad, y que todos los que no vamos por ese camino, o tenemos otra visión de la cuestión, somos “borregos”, estamos obligados a utilizar determinados materiales de pago, etc. Etc. La verdad es que en esta cuestión consideramos que no hay verdades absolutas, es cierto que el sistema operativo que comercializa Microsoft es el predominante en un porcentaje muy amplio de los ordenadores que en la actualidad hay en el mundo, es cierto que es un sistema de pago alejado de la filosofía GNU, es cierto que este software de pago “precocinado” tiene todas las restricciones en cuanto a su desarrollo. A nosotros, aprovechando las sinergias que nos da la clase que en la asignatura de Manuel Santiago se impartió el pasado día 30 de octubre desarrollando durante más de dos horas una apología radical y unitaria de las bondades y beneficios del software libre y del sistema operativo Linux desarrollado para el mundo educativo por la Comunidad de Madrid (Max), tachando a los que somos usuarios del sist. Operativo Windows como “enganchados”, “adictos”, “intoxicados”, nos parece que ni todo es tan bueno y generoso como nos lo quieren hacer ver y tan malo con 
otros lo pintan. Pensamos que en el término medio está la verdad más ponderada e integradora. Ambas filosofías tienen sus puntos fuertes y débiles, son dos formas de entender el mundo de los sistemas operativos y las aplicaciones asociadas a ellos. Consideramos que es muy beneficioso el poder disponer de un software libre, un software al alcance de todos, un software que pueda ser desarrollado libremente y sin restricciones, ¿en vuestro entorno más cercano de familia y amistades, conocéis a muchas personas que desarrollen este tipo de trabajo laborioso transformando el código interno de un sistema operativo libre? Ya que el software libre acaba de cumplir diecisiete años desde su creación en la fría Finlandia, ¿por qué no se ha impuesto ya como el software que tienen la mayoría de los ordenadores o al menos la mitad? No nos vale el argumento de que el s
istema operativo de pago Windows es muy fuerte y los usuarios somos unos “esclavos” de ello. Ha habido grandes cambios y evoluciones en la sociedad durante este tiempo, hemos conocido el teléfono móvil y a todos esos gurús que bramaban en contra de este invento y la vuelta a unas raíces no se sabe muy bien de donde. La gran mayoría hemos cambiado de marca de móvil en varias ocasiones, nos ha interesado cómo funcionaba y las prestaciones que nos ofrecía, sin pararnos a pensar que sistema operativo era el que hacía que todas esas prestaciones tuvieran un funcionamiento óptimo, quien era el fabricante, si era libre o de pago, si se podría desarrollar, …
A la gran mayoría de personas, a esos que en términos informáticos se les conoce como usuarios, les interesa unos ordenadores que funcionen bien, que les permitan desarrollar su labor profesional o de ocio con un mínimo de comodidad, con sencillez, sin grandes quebraderos de cabeza, en esencia prima la comodidad y lo fácil.
No queremos dejar pasar esta oportunidad para mostrar nuestro rechazo a la imposición que se hace por parte de fabricantes y distribuidores a la hora de comprar un determinado dispositivo del sistema operativo como algo obligado a comprar, y desde aquí manifestamos nuestra oposición a ese sistema impositivo. El cliente, coloquialmente hablando, el que paga, tiene el derecho a decidir que sistema operativo va a gobernar su dispositivo, en función de sus intereses y de su forma de entender este mundo.
Por último creemos que la mejor solución a esta dualidad reside en simultanear ambos sistemas operativos en nuestras máquinas, ver lo bueno y lo malo de cada uno de ellos, utilizarles según nuestra conveniencia en cada momento; pero esta cuestión a priori tan sencilla y simple, plantea complejos problemas para la gran mayoría de esas personas que antes definimos como usuarios, sirviendo a modo de ejemplo el orden de instalación de cada uno de ellos, pues altera totalmente el fruto y el producto que se obtenga, por lo que podemos deducir que no se cumple la propiedad conmutativa de los sistemas operativos.
otros lo pintan. Pensamos que en el término medio está la verdad más ponderada e integradora. Ambas filosofías tienen sus puntos fuertes y débiles, son dos formas de entender el mundo de los sistemas operativos y las aplicaciones asociadas a ellos. Consideramos que es muy beneficioso el poder disponer de un software libre, un software al alcance de todos, un software que pueda ser desarrollado libremente y sin restricciones, ¿en vuestro entorno más cercano de familia y amistades, conocéis a muchas personas que desarrollen este tipo de trabajo laborioso transformando el código interno de un sistema operativo libre? Ya que el software libre acaba de cumplir diecisiete años desde su creación en la fría Finlandia, ¿por qué no se ha impuesto ya como el software que tienen la mayoría de los ordenadores o al menos la mitad? No nos vale el argumento de que el s
istema operativo de pago Windows es muy fuerte y los usuarios somos unos “esclavos” de ello. Ha habido grandes cambios y evoluciones en la sociedad durante este tiempo, hemos conocido el teléfono móvil y a todos esos gurús que bramaban en contra de este invento y la vuelta a unas raíces no se sabe muy bien de donde. La gran mayoría hemos cambiado de marca de móvil en varias ocasiones, nos ha interesado cómo funcionaba y las prestaciones que nos ofrecía, sin pararnos a pensar que sistema operativo era el que hacía que todas esas prestaciones tuvieran un funcionamiento óptimo, quien era el fabricante, si era libre o de pago, si se podría desarrollar, …A la gran mayoría de personas, a esos que en términos informáticos se les conoce como usuarios, les interesa unos ordenadores que funcionen bien, que les permitan desarrollar su labor profesional o de ocio con un mínimo de comodidad, con sencillez, sin grandes quebraderos de cabeza, en esencia prima la comodidad y lo fácil.
No queremos dejar pasar esta oportunidad para mostrar nuestro rechazo a la imposición que se hace por parte de fabricantes y distribuidores a la hora de comprar un determinado dispositivo del sistema operativo como algo obligado a comprar, y desde aquí manifestamos nuestra oposición a ese sistema impositivo. El cliente, coloquialmente hablando, el que paga, tiene el derecho a decidir que sistema operativo va a gobernar su dispositivo, en función de sus intereses y de su forma de entender este mundo.
Por último creemos que la mejor solución a esta dualidad reside en simultanear ambos sistemas operativos en nuestras máquinas, ver lo bueno y lo malo de cada uno de ellos, utilizarles según nuestra conveniencia en cada momento; pero esta cuestión a priori tan sencilla y simple, plantea complejos problemas para la gran mayoría de esas personas que antes definimos como usuarios, sirviendo a modo de ejemplo el orden de instalación de cada uno de ellos, pues altera totalmente el fruto y el producto que se obtenga, por lo que podemos deducir que no se cumple la propiedad conmutativa de los sistemas operativos.
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